
Ahora bien, yendo al fondo de la cuestión, la diferencia entre las mentalidades abiertas y cerradas no es una simple divergencia entre ser más o menos conservador, o más o menos progresista; se puede tener un pensamiento conservador y ser una persona abierta, y al contrario. Más bien, se trata de una cuestión de experiencia, de vivencias y, por supuesto, de estudios y lecturas.
Una persona abierta es, realmente, alguien que está dispuesto a vencer sus miedos, sabe que es capaz de superarse y, en definitiva, encuentra alternativas con relativa facilidad. En cambio, una persona cerrada es aquella que no ha enfrentado sus temores, que se bloquea fácilmente ante las dificultades y evita el riesgo; para ella, cualquier nuevo reto que se salga de lo habitual puede resultar un imposible.
Esta diferencia se fundamenta en el mapa de posibilidades. A lo largo de la vida, vamos inscribiendo en nuestro cerebro las distintas opciones que aceptamos como posibles; si una persona reconoce una posibilidad determinada, puede asumirla, si no es así, la rechazará o ignorará.
Enriquecemos nuestro mapa de posibilidades a través de experiencias y aprendizajes. Cuando viajamos y salimos de nuestra rutina, forzamos a nuestra mente a moverse y a aprender, lo mismo ocurre cuando leemos, estudiamos, conversamos o somos capaces de superar una crisis personal.
Cuando alguien abre su mente a nuevas opciones y las asimila, acelera su evolución, se encamina hacia una mejor versión de sí mismo, y ve como la balanza se inclina hacia el lado de lo posible a la hora de plantearse nuevas metas.
Esta diferencia se fundamenta en el mapa de posibilidades. A lo largo de la vida, vamos inscribiendo en nuestro cerebro las distintas opciones que aceptamos como posibles; si una persona reconoce una posibilidad determinada, puede asumirla, si no es así, la rechazará o ignorará.
Enriquecemos nuestro mapa de posibilidades a través de experiencias y aprendizajes. Cuando viajamos y salimos de nuestra rutina, forzamos a nuestra mente a moverse y a aprender, lo mismo ocurre cuando leemos, estudiamos, conversamos o somos capaces de superar una crisis personal.
Cuando alguien abre su mente a nuevas opciones y las asimila, acelera su evolución, se encamina hacia una mejor versión de sí mismo, y ve como la balanza se inclina hacia el lado de lo posible a la hora de plantearse nuevas metas.