Incertidumbre, miedo, desmotivación, enfado y pesimismo son algunas de las palabras que definen a gran parte de la juventud de hoy en día, no sólo en España, sino en muchos otros lugares del planeta. La crisis económica destruye sueños y expectativas creadas desde muy pequeños, desde esos primeros años en los que escuchábamos promesas que nos animaban a estudiar intensamente, a sacar las mejores notas, para así poder aspirar a un confort que llegaría automáticamente, con sólo mostrar un currículum plagado de éxitos. Hace un par de meses, me preguntaron en una entrevista mi opinión sobre la capacidad de los jóvenes para enfrentar la crisis económica. Mi respuesta se centró en una noticia que había leído recientemente, donde se afirmaba que la mayoría de ciudadanos renunciarían a su felicidad a favor de estabilidad laboral. A mi modo de ver, un error.
Por eso, proponía a los jóvenes adaptarse a la nueva situación, dando prioridad a sus aptitudes, en lugar de a las exigencias de las grandes empresas. Aspirar a desarrollarse personalmente, y no a obtener el gran sueldo y la estabilidad en una gran corporación que siempre nos prometieron. Los tiempos han cambiado, y esa aspiración no es factible para la mayoría de personas que tratan de integrarse al mercado laboral. Con el fin de llamar la atención del lector para animarle a seguir leyendo, el titular que el redactor decidió poner a la entrevista fue: "Aspirar a un trabajo estable y bien pagado no es el camino para salir de la crisis". En su día, recibí numerosos comentarios, la mayoría positivos. Sin embargo, algunos lectores no fueron más allá del titular, y lo interpretaron de manera negativa, pensando que promovía el conformismo e incluso la esclavitud laboral (en gran parte, porque el titular hace referencia a aspirar a un trabajo "bien pagado", cuando en mi respuesta no hablo de eso, sino de "un gran sueldo en una empresa importante"). Por ello, algunas personas me mostraron su extrañeza y desacuerdo; cuando les invité a leer la respuesta completa, entendieron la idea. Suena muy feo, y es duro admitir que, actualmente, aspirar a obtener un gran sueldo en una empresa importante está al alcance de muy pocos. Pero es la realidad a la que tenemos que enfrentarnos, y enfrentarse significa moverse, pasar a la acción, no sólo en contra de un sistema injusto y obsoleto, sino a favor de la evolución personal. De nada sirve centrar todo el esfuerzo en protestar (aunque también hay que hacerlo), sin hacer nada por lograr nuestra propia felicidad, independientemente de las dificultades y obstáculos externos. Las crisis económicas, políticas y sociales siempre han existido, en España, en México, en Estados Unidos y en todos los países del mundo. Es lógico alzar la voz, reclamar medidas que favorezcan a la mayoría, no a una minoría, pues es así como se han logrado los grandes avances del desarrollo social a lo largo de la historia. Pero, ¿qué pasa con nuestra necesidad de autorrealización?, ¿debemos dejar que las dificultades externas, la injusticia y la negatividad imperante arruine nuestra evolución y búsqueda de la felicidad? Por supuesto que no. Puede que la inmensa mayoría de jóvenes y parados no puedan aspirar a un contrato fijo y un gran sueldo en una empresa importante, pero eso no significa que no puedan desarrollarse personal y profesionalmente, buscando alternativas y nuevas posibilidades que les lleven, como fin último, a ser felices, a enriquecerse a lo largo de su camino, espiritualmente y, por qué no, materialmente. Los jóvenes vivimos una época muy difícil, en la que es imposible salir adelante sin luchar, moverse y sacrificarse. Como siempre, promuevo optar por el lado positivo, podemos tomar nuestras propias decisiones, algunas serán duras, contrarias a lo que siempre habíamos planeado o deseado, pero al fin y al cabo, la posibilidad de alcanzar los objetivos esenciales sólo puede partir de nosotros mismos. Puede que en la actualidad nuestros estudios no sirvan para que nos pongan el trabajo esperado en bandeja, pero sí para convertirnos en la generación más preparada, floreciendo en la época más avanzada e interconectada de la historia. Aprovechemos nuestros conocimientos, apostemos por lo que nos gusta hacer, rodeémonos de gente positiva y favorable para nuestro desarrollo. Y, si nadie ofrece trabajo, siempre se puede crear o, por supuesto, romper fronteras.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
Miguel Ángel Matilla Blanco: coach, consultor y escritor
Categorías
Todo
Archivo
Octubre 2017
|