La Imagen, junto al Liderazgo, es la especialización que mejor define nuestra formación y actividad profesional. Toda nuestra filosofía, textos y campo de trabajo están orientados al desarrollo personal y organizacional a través de la comunicación, lo que finalmente deriva en una mejor percepción por parte del entorno, es decir, en una imagen pública positiva. Con este texto, pretendo crear una introducción para los futuros artículos que introduzca dentro de la categoría ‘Imagen’ (a la derecha del blog).
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A menudo hablamos de la intuición como un pálpito o sensación repentina, que aparece de la nada y parece indicarnos algo, aunque sin la certeza de que ese presentimiento pueda ser real o no, razón suficiente como para no fiarnos de él. Sin embargo, se trata de una de las herramientas naturales de desarrollo personal más efectivas de las que disponemos, y su reconocimiento puede otorgarnos grandes beneficios. La cosmovisión que describo en el libro Génesis del Liderazgo (y que sirve de base para entender los planteamientos posteriores) dibuja nuestra existencia como una unidad, un todo en el que cada una de sus partes están conectadas. Esa red infinita permanece en constante movimiento gracias a dos fuerzas opuestas que se enfrentan y se sobreponen continuamente, noche y día, frío y calor, macho y hembra, luz y oscuridad. Dicha dualidad está presente en todo lo que nos rodea, y es especialmente notoria en nuestro propio estado emocional. Muchas veces se habla de personas de mente abierta y de mente cerrada, utilizamos estos calificativos, sobre todo, en el ámbito político y social, para adjetivar la capacidad de adaptación a nuevas situaciones, o de aceptación de la controversia. Por tanto, se suele dar por hecho que las personas más adaptables son de mente abierta, y las conservadoras, cerradas. Ahora bien, yendo al fondo de la cuestión, la diferencia entre las mentalidades abiertas y cerradas no es una simple divergencia entre ser más o menos conservador, o más o menos progresista; se puede tener un pensamiento conservador y ser una persona abierta, y al contrario. Más bien, se trata de una cuestión de experiencia, de vivencias y, por supuesto, de estudios y lecturas. Es más frecuente de lo que parece confundir el coaching con la consultoría, hasta el punto de llegar a utilizarlos como sinónimos. Se trata de dos formas de trabajar que comparten finalidad, pero que emplean una metodología casi opuesta. Por ello, en Projection Code: Coaching & Consulting establecemos una clara diferenciación entre los dos servicios desde el mismo nombre de la firma. En ambos casos se persigue un objetivo similar, el coach y el consultor trabajan con su cliente para ayudarle a conseguir una meta que suponga algún tipo de mejora o cambio positivo, ya sea genérica o concreta. Sin embargo el método y la estrategia utilizadas son muy distintas, tanto que son perfectamente compatibles, sobre todo en el caso de las organizaciones. Para comprender el origen de la comunicación efectiva es necesario reflexionar con amplitud y profundidad; la teoría que planteo en el libro Génesis del Liderazgo aborda esta cuestión, y para ello parto de lo general, de una cosmovisión basada en la idea de ‘Unidad’, creando así una filosofía global a partir de la que explicar conceptos más concretos. La comprensión del universo como un ente unido es la primera de las siete claves del camino hacia la realización personal. La Unidad hace referencia a que vivimos en un mundo conectado, un puzzle formado por innumerables piezas que dan forma a todo lo que nos rodea. Nosotros somos unas de esas piezas. Las redes sociales ya forman parte de nuestra vida cotidiana, continuamente repasamos las actualizaciones de nuestro timeline y atendemos notificaciones. Interactuamos con nuestros amigos y familiares, los sentimos más cerca, estén donde estén. Sin embargo, el asentamiento de este nuevo modo de comunicarnos, global y continuo, crea un nuevo escenario que nos expone en todo momento a información deseada y no deseada; así lo demuestran estudios recientes que afirman que la constante exposición a estos espacios puede provocar envidia y depresión en jóvenes y personas de baja autoestima o en proceso de duelo, con sus consecuentes efectos negativos en el equilibrio emocional. Incertidumbre, miedo, desmotivación, enfado y pesimismo son algunas de las palabras que definen a gran parte de la juventud de hoy en día, no sólo en España, sino en muchos otros lugares del planeta. La crisis económica destruye sueños y expectativas creadas desde muy pequeños, desde esos primeros años en los que escuchábamos promesas que nos animaban a estudiar intensamente, a sacar las mejores notas, para así poder aspirar a un confort que llegaría automáticamente, con sólo mostrar un currículum plagado de éxitos. |
Miguel Ángel Matilla Blanco: coach, consultor y escritor
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Octubre 2017
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